En un nuevo acto para legitimar la parodia democrática, la maquinaria estatal se acelera a marchas forzadas para comenzar de nuevo un proceso de manipulación electoral. Crisis sistémica galopante, privatizaciones express y exponenciales pérdidas de derechos son las notas dominantes de una realidad al que unos pocos intentan imponer sus reglas de juego basadas en el mercadeo, la homogeneización, la explotación y la irracionalidad.
Mientras el sistema capitalista muestra su verdadera cara de miseria y desesperación, el estado español se prepara para gastar ingentes cantidades de dinero en volver a convencer a sus súbditos de que la solución de sus males pasa por introducir una papeleta en una urna y así de paso, abandonar a su suerte el legítimo derecho de decidir sobre su propia vida. El estado siempre quiere lo mejor para nosotros, pensar se hace tan pesado que mejor que sean los “profesionales” los que lo hagan.
En el contexto político, la derecha llamada izquierda quema sus últimos cartuchos en un intento desesperado por agarrarse a las poltronas del poder que les sitúan en un lugar preferente del verdadero poder. La derecha llamada derecha muestra su jolgorio ante su probable victoria que les permitirá continuar con la aplicación de los designios del dios mercado, ser supremo y omnipotente que marca la voluntad de la casta política. Derecha e izquierda, izquierda y derecha, diferentes palabras y una misma realidad: el manifiesto interés egoísta por mantenerse en el poder gracias a sus huestes de zombies alimentados por carnaza de marketing mesiánico.
El hedor a podredumbre del basurero político y económico es indisimulable y sus cubos de basura, convertidos en urnas, recogen unas papeletas que pretenden convertirse en justificación de lo injustificable, de la desigualdad, la muerte y la injusticia social.
Para un anarquista lo realmente importante, ahora y siempre, no es un fragmento de falsa libertad, sino la lucha por la dignidad de los trabajadores, la revolución social y el comunismo libertario, una lucha enaltecida por uno de los más importantes referentes como trabajador y revolucionario, Buenaventura Durruti, del que precisamente el 20-N se cumplirán 75 años de su muerte en Madrid cuando luchaba y moría por ese mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones.
Durruti, Durruti y mil veces Durruti, que su nombre y su voz no queden silenciados por la interesada desmemoria histórica. Mientras los medios ponen el énfasis en la coincidencia de la fecha con la muerte de un fascista criminal que subyugó a un pueblo cuarenta años y que lo dejó todo atado y bien atado, vuelven a olvidar la vida y la muerte de un luchador por la libertad, de un hombre, de un anarquista que fue baluarte de coherencia e integridad hasta el fin. Persona inteligente y pragmática, un modelo que lo hizo todo por la revolución hasta que aquella maldita bala se cruzó en su camino.
Libertario por los cuatro costados, seguro que le hubiera reventado el corazón de rabia al ver la situación actual, con unas elecciones pseudodemocráticas y un sistema con ADN fascista. Acción directa y empoderamiento real de las personas podrían ser algunas de sus recetas ante este nuevo ataque a los trabajadores del capitalismo al que lo continúan discutiendo y no destruyendo.
Antes como ahora nos acusarán de incívicos y apolíticos, de trabajar para los poderosos, nos reprimirán y los periodistas sicarios nos difamarán como vagos y ladrones en sus medios de comunicación. Pero Durruti ya lo tenía claro: “Los trabajadores saben perfectamente que los ladrones no se levantan a las 06:00 de la mañana, los verdaderos ladrones, aquellos que se nutren del robo de nuestro trabajo, son esos hijos de puta de burgueses”.
Así pues y desde la necesidad más imperiosa por conocer y tener presente el pensamiento y la práctica revolucionaria de Durruti, yo ya lo tengo decidido, el 20-N abstención, lucha y recuerdo al gran Buenaventura Durruti.
Fuente: koo... blog
Mientras el sistema capitalista muestra su verdadera cara de miseria y desesperación, el estado español se prepara para gastar ingentes cantidades de dinero en volver a convencer a sus súbditos de que la solución de sus males pasa por introducir una papeleta en una urna y así de paso, abandonar a su suerte el legítimo derecho de decidir sobre su propia vida. El estado siempre quiere lo mejor para nosotros, pensar se hace tan pesado que mejor que sean los “profesionales” los que lo hagan.
En el contexto político, la derecha llamada izquierda quema sus últimos cartuchos en un intento desesperado por agarrarse a las poltronas del poder que les sitúan en un lugar preferente del verdadero poder. La derecha llamada derecha muestra su jolgorio ante su probable victoria que les permitirá continuar con la aplicación de los designios del dios mercado, ser supremo y omnipotente que marca la voluntad de la casta política. Derecha e izquierda, izquierda y derecha, diferentes palabras y una misma realidad: el manifiesto interés egoísta por mantenerse en el poder gracias a sus huestes de zombies alimentados por carnaza de marketing mesiánico.
El hedor a podredumbre del basurero político y económico es indisimulable y sus cubos de basura, convertidos en urnas, recogen unas papeletas que pretenden convertirse en justificación de lo injustificable, de la desigualdad, la muerte y la injusticia social.
Para un anarquista lo realmente importante, ahora y siempre, no es un fragmento de falsa libertad, sino la lucha por la dignidad de los trabajadores, la revolución social y el comunismo libertario, una lucha enaltecida por uno de los más importantes referentes como trabajador y revolucionario, Buenaventura Durruti, del que precisamente el 20-N se cumplirán 75 años de su muerte en Madrid cuando luchaba y moría por ese mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones.
Durruti, Durruti y mil veces Durruti, que su nombre y su voz no queden silenciados por la interesada desmemoria histórica. Mientras los medios ponen el énfasis en la coincidencia de la fecha con la muerte de un fascista criminal que subyugó a un pueblo cuarenta años y que lo dejó todo atado y bien atado, vuelven a olvidar la vida y la muerte de un luchador por la libertad, de un hombre, de un anarquista que fue baluarte de coherencia e integridad hasta el fin. Persona inteligente y pragmática, un modelo que lo hizo todo por la revolución hasta que aquella maldita bala se cruzó en su camino.
Libertario por los cuatro costados, seguro que le hubiera reventado el corazón de rabia al ver la situación actual, con unas elecciones pseudodemocráticas y un sistema con ADN fascista. Acción directa y empoderamiento real de las personas podrían ser algunas de sus recetas ante este nuevo ataque a los trabajadores del capitalismo al que lo continúan discutiendo y no destruyendo.
Antes como ahora nos acusarán de incívicos y apolíticos, de trabajar para los poderosos, nos reprimirán y los periodistas sicarios nos difamarán como vagos y ladrones en sus medios de comunicación. Pero Durruti ya lo tenía claro: “Los trabajadores saben perfectamente que los ladrones no se levantan a las 06:00 de la mañana, los verdaderos ladrones, aquellos que se nutren del robo de nuestro trabajo, son esos hijos de puta de burgueses”.
Así pues y desde la necesidad más imperiosa por conocer y tener presente el pensamiento y la práctica revolucionaria de Durruti, yo ya lo tengo decidido, el 20-N abstención, lucha y recuerdo al gran Buenaventura Durruti.
Fuente: koo... blog
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