“La expresión “casa de putas” proviene de la Edad Media.Anteriormente existían los términos dicterium y lupanarium, y más tarde surgieron los de “burdel” ,”baño” y “salón de masajes”. Sea cual sea el término con el que se designa a este tipo de lugar, lo que confiere al burdel un enorme interés es la forma en que refleja la sociedad en la que existe.
Los elementos constitutivos de los burdeles: su arquitectura y decoración, el personal que los asiste, la comida y bebida que en ellos se sirve, reflejan la cultura de la época tanto como lo pueden hacer la música, la pintura o la literatura. Y por encima de todo son UN REFLEJO DE LA SOCIEDAD.”
De ahí, que si analizamos detenidamente la estructura social que se nos está intentando imponer, podamos explicar con más objetividad la causa y consecuencias de la existencia de las “casas de putas” y de quiénes la protagonizan.
Si consideramos a estas casas “negocios” percibimos sin gran dificultad que quienes están detrás de ellas-como en todo-, es el capital; porque a nadie se le escapa que son los “burdeles”, las “casas de placer” o “las casas de masajes”, lucrativas empresas que producen unos altos beneficios con costes muy bajos; de ahí, que existan diferentes “negocios” adecuados a distintas clases sociales y a sus específicos intereses.
Que la causa primigenia es la utilización de la mujer como un elemento objetivado al servicio del género masculino y de su esquema patriarcal, resulta bastante evidente, ya que a lo largo de la historia las mujeres han sido y son elementos de uso lucrativo, bien sea por generar beneficios personales o bien por proporcionar grandes cantidades de dinero de fácil.
Como sucede en todos los aspectos de la ideología androcéntrica, los “señores” que ostentan el poder, establecen la estructura que ampliamente les proporciona más poder tanto en lo social y personal como en lo económico. Por ello, entre los muchos aspectos de esclavitud femenina hayan contemplado el de la esclavitud sexual. Porque las mujeres seguimos el status de esclavas en todos los aspectos de la vida y este es uno más.
Por ello, se habla de la prostitución como del “oficio más viejo del mundo” porque se relaciona directamente con el rol social que a las mujeres se les asigna dentro de la estructura patriarcal, pero esta aseveración no es exacta porque “ el oficio más viejo del mundo” es el de los proxenetas que son quienes implantan la prostitución como un “servicio” más que las mujeres deben proporcionar a los hombres del mundo.
Con el surgimiento del capitalismo y del liberalismo se comienzan a establecer las redes de prostitución como un comercio más que es causa de riqueza para los inversores ansiosos de dinero fácil, ya que en el establecimiento de las libertades individuales se obvia que estas libertades sean extensivas al género femenino, por lo que se incrementa la utilización de la mujer para engrandecer negocios, ampliar capitales y conseguir más poder. Ya que, mientras la prostitución se mantenga y se amplíe por todo el mundo, más expresión de poder masculino se mantiene y manifiesta porque expresa la evidencia más significativa de su dominio sobre la mitad de la humanidad y es ese, precisamente el eslabón que nos indica cómo evoluciona la humanidad o involuciona o simplemente permanece igual.
De la perpetuidad de esta base estructural se deriva que la autoridad sigue estando en las mismas manos y que las mujeres, a pesar de todos nuestros esfuerzos, es poco lo que hemos conseguido en el campo de la emancipación y la igualdad. Y con todo, podemos apreciar que el problema de la prostitución es muy poco tratado en los colectivos femeninos; parece como un tema “tabú”, tal vez porque exprese la causa más fundamental de la situación de esclavitud femenina que padecemos todas las mujeres-bien sea de una u otra manera-, y por alguna causa no “queremos” abordar por sus enormes implicaciones.
No vamos a entrar en la esclavitud que enajena a todo el género humano en cuanto se prostituye bajo el dominio del mayor proxeneta¨El estado, sino en como la prostitución femenina es la piedra angular del mantenimiento de esta estructura deleznable que vivimos; porque ya hemos dicho muchas veces, que si las mujeres estableciésemos la igualdad humana, este mundo inevitablemente sufriría un cambio copernicano.
Pero, ¿por qué abordamos con poca profundidad y lucha esta situación de esclavitud?.¿Por qué aceptamos con bastante condescendencia la existencia de la prostitución sin grandes críticas, análisis o luchas?
A nosotras nos parece que la causa es la aceptación por parte de las mujeres de su propia condición de inferioridad respecto a los hombres, su dependencia y sumisión. Porque plantearse en profundidad este tema, supone que cada mujer debe poner en tela de juicio su “papel” y hasta que punto y de qué manera se prostituye diariamente. De ahí que aceptando esta situación abierta socialmente se pueda encubrir y aceptar como “mejor”nuestra realidad cotidiana.
No debemos obviar que cuando las mujeres levantan sus voces para reclamar sus derechos, muy escasamente estas voces se dejan oír para eliminar esta básica situación femenina, que supone ir a la raíz del problema para poderlo solucionar.
La emancipación de las mujeres, nuestra verdadera emancipación debe pasar por anular los cimientos de esta gran casa de prostitución en la que todas nos desenvolvemos con permisividad y tolerancia, porque ello supone la aceptación inconsciente de nuestro estado y la tolerancia hacia zonas de poder de los hombres que consideramos intocables, posiblemente porque las aceptamos como “mejores”. Por ello no analizamos los grados de prostitución a los que nos encontramos sometidas ya que globalizamos el tema asignando esta situación a un determinado colectivo, por lo que nos eximimos de afrontar nuestra realidad personal.
Y es que, resulta, que en la misma situación de prostitución, las mujeres encuentran un mecanismo de compensación ambiguo y falso, que es el de considerar que a través de sus cuerpos ejercen un poder sobre los hombres, que es el de someterles por medio de sus ofertas sexuales, cuando en realidad esto es una falacia, porque los hombres cuando no desean “aparentar” que se someten a las mujeres, ejercen una enorme violencia sobre ellas y cuando no lo aparentan, sucede lo mismo. Es decir, que para no evidenciar que ellas ejercen ese poder, las maltratan física y psicológicamente para demostrarles “quien es el que manda”. , Ya que los hombres no toleran ningún acto de sumisión delante de las mujeres y cuando lo simulan, las castigan para demostrarles siguen siendo ellos los que ejercen el dominio y la autoridad.
Actualmente y frente al movimiento de emancipación de las mujeres, la globalización que se está imponiendo, ha encontrado un nuevo elemento para detenerlo, por ello el comercio de esclavitud femenina se está ejerciendo desde el mismo poder que está intentando controlar todo el universo. Sus efectos se dejan ver con más radicalidad en el colectivo femenino ya que cada día la pobreza se extiende más sobre las mujeres, la emigración afecta más a las mujeres, los beneficios se extraen mucho más de las mujeres; lo que nos indica un nuevo acto de dominio sobre el colectivo femenino, ya que éste es un pilar fundamental del establecimiento del neoliberalismo. Así, igual que a un paìs le hacen producir aquello que genera más riqueza para vender en el mercado internacional; hay países que le hacen producir más venta de mujeres para así “matar dos pájaros a la vez”, unen unos enormes beneficios y otro una sumisión más generalizada.
Es por otra parte evidente que este mercado –programado internacional tenga planificada sus estrategias y entre ellas tiene un papel fundamental el movimiento de emancipación femenina, movimiento que se debe detener porque de no ser así se podrían encontrar con serias dificultades en un futuro no muy lejano, y esa situación en evidente que ni les interesa ni la pueden tolerar dado sus objetivos.
Este mundo es un enorme burdel ya que cada día la esclavitud es más generalizada y los precios de compra nos hacen sentirnos más miserables, más vulnerables y más débiles para lograr ejercer ese derecho inalienable de ser personas de pleno derecho.
Combatir día a día la esclavitud que padecemos- en todas sus variantes-, es tal vez la única forma de “escapar” de esta locura programada. Posiblemente debamos pensar que no hay dominio sin dominad@s. , por lo que la única solución se encuentra en cada mano de cada persona pensante que habita este mundo.
MUJERES POR LA ANARQUIA
IGUALANCIA
Ed.Temas de hoy.-Madrid-1989
extraído de Escuela Paideia
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