miércoles, 30 de marzo de 2011

Productividad para torpes... o a ver si cuela.

Extraido de la web laboro-spain.blogspot.com

¿Qué es eso de ligar los salarios a la productividad? ¿Ein? En Laboro se va a
intentar explicarlo para que todos lo entendáis, como ya se hizo con la reforma
laboral. No olvidemos que se trata de España, la tierra donde Torrente sería
empresario.

Si os dais un pequeño paseo por sesudas webs de economía veréis que no está
claro lo que es productividad. Unos dicen que los productos son fabricados como
resultados de la integración de cuatro elementos principales: tierra, capital,
trabajo y organización. La relación de estos elementos a la producción es una
medida de la productividad. Sí amigos. No es la Bruja Lola hablando de que la
tierra y el agua están ligados a Capricornio por el ascendente de Urano, sino
que por lo visto es lo que dice la OIT que es la productividad.

En cambio, la Agencia Europea de la Producción (sí amigos, eso existe) dice que
productividad es el grado de utilización efectiva de cada elemento de producción.
Quizá falte el pequeño detalle de que nos digan lo que es efectivo, lo que es un
elemento y lo que es la producción.

Pero en España todo es más fácil. La productividad la definió gloriosamente el
dueño de un bar en cierta película española, que cuando iba a contratar a un
chino como camarero le dijo que le contrataba para que le quitara trabajo y le
diera dinero y que si no a la puta calle.

Para Paco el del taller, la productividad es fácil. Contrata (si es que le da de
alta) a un aprendiz para que vaya haciendo cambios de aceite y otras cosas
sencillas. Por supuesto de esos servicios no da factura ni a Dios a no ser que
se la pida y sea autónomo o empresa. Entonces Paco divide los beneficios que le
produce el aprendiz entre sus costes salariales y sociales. Por supuesto, en los
beneficios no cuenta los servicios no facturados. En cambio, los costes sí los
cuenta todos. Obviamente la producción resultante es bajísima y la culpa la
tienen los altos costes salariales y sociales que ha impuesto la izquierda
progre y que impiden el resurgir de la gloriosa España.

Mangancio, el de la inmobiliaria, lo hace más fácil aún. El vende y alquila una
cosas que no son suyas y por las que no tiene que pagar un euro antes. Si
contrata a un agente, su productividad será el resultado de dividir las
comisiones que logre entre sus costes salariales y de SS. Pero Mangancio hace
aún menos facturas que Paco, porque casi ninguna empresa recurre a una
inmobiliaria para comprar o alquilar un piso. Como todos los servicios son para
particulares, no le hace una factura ni al Ministro de Hacienda, con la amenaza
de que "si quieres factura te meto el IVA". La productividad resultante es
inferior aún que la del aprendiz de Paco y por supuesto ZP tiene la culpa por no
dar mayores ayudas para la compra de pisos.

Pero resulta que cada año se publican las nuevas tablas salariales de los
convenios del metal e inmobiliarias. Por tanto Paco y Mangancio se ven obligados
a subir los sueldos de sus empleados porque estos salarios van ligados casi
siempre a la subida de los precios (IPC). Precios que por cierto han decidido
entre todos los empresarios como Paco y Mangancio. No se suelen acordar del
pequeño detalle de que el aprendiz de Paco está contratado como peón de almacén
y que el agente de Mangancio está contratado como auxiliar administrativo, ambos
con contratos temporales en fraude.

El inconveniente para los empresarios es que el IPC está perfectamente definido
es su forma de cálculo. Se sabe lo que entra, lo que no entra y cuánto cuenta
exactamente cada cosa que entra. Cada año es el ministerio el que lo calcula y
lo publica y eso va a misa. Así que la solución que proponen es quitar un índice
perfectamente definido (IPC) y calculado por un organismo oficial y poner otro
índice que no se sabe exactamente lo que es y que cada año calcularán los
empresarios como les de la gana.

Así que la cosa es muy sencilla. Cuando oigáis hablar de "ligar los salarios a
la productividad" cambiad la frase por "quitar las tablas salariales" o más
castizo aún "pagar lo que nos salga de los güitos". No es otra cosa sino que es
"asín de claro". A pesar de eso, no os será difícil encontrar en el bar a
curritos que defiendan que lo mejor "para España" es esto de la productividad.
Mentes preclaras que se han creído una a una las grandes mentiras sobre el
trabajo en España.

Todo esto, aunque regado con humor e incluso cachondeo, es en serio. En España
el 75% de los empresarios declara a Hacienda menos que los trabajadores según
informes del colectivo de Técnicos de Hacienda (Gestha). ¿Que la productividad
es baja? No te jode, cómo no lo va a ser si se supone que el jefe gana menos que
el empleado.

Por cierto que el precio de los pisos no entra en el IPC, por si no lo sabías.
Por lo visto no son una necesidad de primer orden sino una inversión, con lo que
España debe ser el único país del mundo en el que uno de sus derechos
constitucionales (el derecho a vivienda) es un derecho a efectuar inversiones.

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